Ahora la culpa es de las Monolines
Pero vamos a ver ¿qué demonios son las benditas monolines de las que tanto se habla ahora pero que nadie antes había oído jamás? Las fulanas monolines, según he leído son una especie de aseguradoras / avalistas que, amparadas por su máxima calidad crediticia (AAA según Moody´s o Fitch, calificadoras de riesgos) fungen como especie de avalistas o aseguradoras de emisiones publicas de bonos u otros instrumentos financieros.
Así, si una institución quiere realizar una emisión de bonos con las que financiarse o financiar una determinada inversión, emite dichos bonos y acude a una de estas “monolines” para que los avale o asegure. La institución emisora, abarata su coste de financiación al contar con una garantía triple A (menos riesgo, menos pago) y la monoline en cuestión cobra al emisor una prima por el servicio.
Hasta ahora todo muy bien, negocio bueno para todos: El emisor paga menos, la monoline cobra su prima y quien adquiera el bono, adquiere un activo avalado con la máxima calidad crediticia. Todos felices pues.
El problema parece ser, como siempre, que la avaricia rompe el saco, parece ser que las tales monolines han asegurado operaciones por valor de muchos miles de millones de dólares, sin contar con el capital suficiente para hacer frente a posibles impagos por parte de sus clientes, principalmente los emisores de bonos corporativos.
Al subir los intereses, se producen los impagos y comienza el peligro. Al no tener capacidad suficiente para garantizar todos los posibles impagos, las calificadoras de riesgo ya no ven con tan buenos ojos a las monolines y comienzan a cuestionarse si de verdad se merecen esa AAA o se merecen, por avariciosos y peseteros un poco menos.
Así, la primera en actuar fue la calificadora Fitch quitándole el nivel AAA a Ambac Assurance Corp., una de las dos primeras compañías “monolines” a nivel mundial y lo que se temía era la primera de muchas por venir, se confirmó ahora, ya que la primera aseguradora de bonos grandes, FGIC, acaba de perder el rating AAA de Mody´s.
Los adquirentes de estos bonos avalados triple A, suelen ser bancos, fondos y otras instituciones financieras, cuyo marco regulatorio y normativa interna, no les permite tener en cartera bonos que no tengan categoría AAA.
¿Qué hace uno de estos bancos u otra institución financiera que tenía un bono AAA que ahora ya no lo es, si la regulación no le permite tener títulos de menor rating? Exacto, los tienen que vender. ¿Y cuanto vale ahora un título que antes era AAA pero que ahora no lo es? Exacto, menos (veo que a pesar del ladrillo están atentos y me siguen).
Según leí en alguna web, una estimación conservadora de la pérdida de valor del 1% de estos títulos “degradados” significaría pérdidas para el sistema financiero de alrededor (la verdad que creo que no tienen idea de a cuanto ascienden en realidad) de 15.000 millones de dólares. Peanuts, como dicen los norteamericanos.
Y Uds. dirán: vale, pero todo ese rollo de las monolines es renta fija, no tiene que ver con renta variable y por lo tanto no afectará las bolsas así que menos rollo. Pues no. El sistema financiero es por una parte motor y por la otra lubricante del gran engranaje económico mundial. Lo que afecta a la banca afecta al resto de los sectores, ya que se produce una contracción del crédito, menos posibilidades de financiarse y crédito más caro, lo que se verá traducido en menos beneficios en las empresas, lo que tarde o temprano se verá reflejado en la reducción del precio de las cotizaciones.
Nótese que en el párrafo anterior está resaltado en verde lo de “tarde o temprano” y esa, al igual que en el reportillo de ayer, es la gran duda: ¿descontó ya el mercado todo esto o lo peor está por venir? De nuevo, la respuesta es “qui lo sa”. Así que de nuevo la misma recomendación, o el más rabioso corto plazo o el más holgado largo plazo. Entrar en acciones con miras a medio plazo (y con la volatilidad reinante, medio plazo es más de una semana) es más que una osadía, una insensatez.
Pero vamos a ver ¿qué demonios son las benditas monolines de las que tanto se habla ahora pero que nadie antes había oído jamás? Las fulanas monolines, según he leído son una especie de aseguradoras / avalistas que, amparadas por su máxima calidad crediticia (AAA según Moody´s o Fitch, calificadoras de riesgos) fungen como especie de avalistas o aseguradoras de emisiones publicas de bonos u otros instrumentos financieros.
Así, si una institución quiere realizar una emisión de bonos con las que financiarse o financiar una determinada inversión, emite dichos bonos y acude a una de estas “monolines” para que los avale o asegure. La institución emisora, abarata su coste de financiación al contar con una garantía triple A (menos riesgo, menos pago) y la monoline en cuestión cobra al emisor una prima por el servicio.
Hasta ahora todo muy bien, negocio bueno para todos: El emisor paga menos, la monoline cobra su prima y quien adquiera el bono, adquiere un activo avalado con la máxima calidad crediticia. Todos felices pues.
El problema parece ser, como siempre, que la avaricia rompe el saco, parece ser que las tales monolines han asegurado operaciones por valor de muchos miles de millones de dólares, sin contar con el capital suficiente para hacer frente a posibles impagos por parte de sus clientes, principalmente los emisores de bonos corporativos.
Al subir los intereses, se producen los impagos y comienza el peligro. Al no tener capacidad suficiente para garantizar todos los posibles impagos, las calificadoras de riesgo ya no ven con tan buenos ojos a las monolines y comienzan a cuestionarse si de verdad se merecen esa AAA o se merecen, por avariciosos y peseteros un poco menos.
Así, la primera en actuar fue la calificadora Fitch quitándole el nivel AAA a Ambac Assurance Corp., una de las dos primeras compañías “monolines” a nivel mundial y lo que se temía era la primera de muchas por venir, se confirmó ahora, ya que la primera aseguradora de bonos grandes, FGIC, acaba de perder el rating AAA de Mody´s.
Los adquirentes de estos bonos avalados triple A, suelen ser bancos, fondos y otras instituciones financieras, cuyo marco regulatorio y normativa interna, no les permite tener en cartera bonos que no tengan categoría AAA.
¿Qué hace uno de estos bancos u otra institución financiera que tenía un bono AAA que ahora ya no lo es, si la regulación no le permite tener títulos de menor rating? Exacto, los tienen que vender. ¿Y cuanto vale ahora un título que antes era AAA pero que ahora no lo es? Exacto, menos (veo que a pesar del ladrillo están atentos y me siguen).
Según leí en alguna web, una estimación conservadora de la pérdida de valor del 1% de estos títulos “degradados” significaría pérdidas para el sistema financiero de alrededor (la verdad que creo que no tienen idea de a cuanto ascienden en realidad) de 15.000 millones de dólares. Peanuts, como dicen los norteamericanos.
Y Uds. dirán: vale, pero todo ese rollo de las monolines es renta fija, no tiene que ver con renta variable y por lo tanto no afectará las bolsas así que menos rollo. Pues no. El sistema financiero es por una parte motor y por la otra lubricante del gran engranaje económico mundial. Lo que afecta a la banca afecta al resto de los sectores, ya que se produce una contracción del crédito, menos posibilidades de financiarse y crédito más caro, lo que se verá traducido en menos beneficios en las empresas, lo que tarde o temprano se verá reflejado en la reducción del precio de las cotizaciones.
Nótese que en el párrafo anterior está resaltado en verde lo de “tarde o temprano” y esa, al igual que en el reportillo de ayer, es la gran duda: ¿descontó ya el mercado todo esto o lo peor está por venir? De nuevo, la respuesta es “qui lo sa”. Así que de nuevo la misma recomendación, o el más rabioso corto plazo o el más holgado largo plazo. Entrar en acciones con miras a medio plazo (y con la volatilidad reinante, medio plazo es más de una semana) es más que una osadía, una insensatez.
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